jueves, 3 de diciembre de 2015

Síndrome de la persona feliz

      Soy feliz. Soy muy feliz. Soy una persona sistemáticamente feliz. No hay ninguna razón por la que no deba ser feliz. Qué coño, mi sociedad -porque es mi sociedad- me ha educado para ser feliz. He tenido que haber nacido feliz y crecido feliz y seguramente me muera feliz. Qué hostias, es que sé que me voy a morir jodidamente feliz. No puedo retener mi gozo de lo feliz que voy a morir. Me va a explotar el pecho de lo feliz que voy a morir. ¡Joder, es que tengo tantas, tantísimas ganas de gritar al mundo lo jodidamente feliz que voy a morir! Salgo a la calle para que todo Dios lo sepa y una señora me detiene de pronto con una sonrisa así, muy brillante y muy artificial, y me dice que lo tengo todo para ser feliz. Yo inmediatamente razono que la puta vieja tiene que saber mucho más de la vida que yo, porque es una vieja y anda que no ha tenido tiempo para aprender lo que me hace feliz y lo que no. ¿Qué clase de cabrón prepotente sería si le dijera a la vieja que esas no son razones para ser feliz? Nadie sería tan capullo. Así que le doy las gracias -y la razón- a la vieja y me voy con una sonrisa en la cara, de oreja a oreja, igual de auténtica que la suya. Me he recorrido media ciudad -qué pequeña es esta ciudad- con mi sonrisa súper auténtica dibujada en la cara y no me había dado cuenta de la cantidad de gente que va sonriendo también por la calle. Joder, qué felices tienen que ser todos, me encanta. Ese niño cómo no va a ser feliz si tiene una familia que lo quiere y lo adora y le compra juguetes y lo lleva al parque con sus amigos. Esa tía cómo no va a ser feliz, si está perdidamente enamorada de ese otro tío, si van de la mano y se abrazan y se besan y cuando lleguen a casa van a follar como bestias salvajes. La vieja de antes -no la he vuelto a ver, pero esa de ahí se le parece- cómo no va a ser feliz si tiene unos nietos preciosos y se va a pasar lo que le queda de vida viviendo sin trabajar y haciendo lo que le salga del coño. Si es que lo tenemos todo, cómo no vamos a ser felices. Quien no lo es es porque no quiere, simple y llanamente. Ya hace un rato que no sé a dónde voy. No he parado de caminar ni un segundo pero de verdad que ni puta idea de hacia dónde. Qué más me da, vaya a donde vaya voy a seguir siendo feliz. Le he sonreído a ese tipo de ahí y me ha mirado con una indiferencia asquerosa. Qué imbécil. No, en serio, qué imbécil. No es tan difícil dedicarme una sonrisa, ¿no? Qué tío tan imbécil. Yo también podría ir así por la calle, pero, ¿de qué serviría? ¿Por qué voy a dejar de sonreír? No joder, dime por qué razón iba a dejar de sonreír. No cambiaría nada. Ni aunque quisiera dejar de hacerlo. Pero no quiero. Supongo. Joder, con lo feliz que soy cómo voy a dejar de sonreír. ¿No? ¿No? Puto imbécil, qué rabia me da. Qué rabia que pueda hacer lo que le dé la gana con su cara y con su boca mientras yo me quedo aquí, como un pasmarote, fingiendo lo que no soy. Bueno, no digo que no lo sea, simplemente que no siempre tiene uno ganas de sonreír. ¿Qué pensaría mi familia? ¿Y mis amigos? No, no, son muy importantes para mí. Joder, más importantes que yo mismo. Los quiero tanto que no podría dejar de sonreírlos. ¡Además que de qué coño estoy hablando si yo soy muy feliz! Si no fuera feliz dime tú cómo iba a ignorar esto que tengo aquí. Si no fuera feliz cómo iba yo a olvidarme de este puto agujero vacío y asqueroso que tengo en el pecho, de esta angustia que me arranca a mordiscos las ganas de seguir viviendo, de salir, de sonreír. ¿¿Cómo cojones iba yo a lidiar con eso si no fuera feliz?? Mira que le den por culo al tío ese. Qué imbécil. Si no tiene derecho a quejarse de nada ese. Joder. Que haga como los demás. Qué haga como los demás y se trague su mierda y su rabia y su puta cara de mandril y lo que sea sea que no le deja sonreír a un puto desconocido que va por la calle con toda su buena intención. Que le jodan. Que les jodan. Que os jodan a todos. Qué asco todo esto. Qué asco vuestras sonrisas y vuestras vidas felices de mierda y de mentira. Qué asco vosotros, cabrones.

No hay comentarios:

Publicar un comentario