jueves, 22 de enero de 2015

La piel, los huesos y la voz

      El fuego que fue es ahora piedra. Yo me niego y me aferro y no quiero irme. Porque este es mi hogar, y de verdad, no quiero irme. Pero qué voy a hacer si no dejan de arrastrarme, de tirar de mis piernas y de mis brazos, de amenazar con romperme el tiempo y la vida si no me voy con ellos. Yo soy triste y paciente y no tengo valor para enfrentarlos. Vosotros tenéis aún un pequeño resquicio de esperanza. No queda mucho, pero si suficiente. He oído que vais a morir también vosotros. Fingiré que no me da pena. He oído que nada sale según lo planeas. Fingiré que me importa. A estas alturas, no soy más que la piel, los huesos y la voz de mi recuerdo, feo e idiota. A estas alturas, no sé si queda algo. Pero tampoco me interesa.

sábado, 10 de enero de 2015

Roña, ruido y miedo

      Nos abrimos las brechas de la piel y nos sorbemos las entrañas y la sangre. Y lo que debería haber sido un remolino de vida y juego se transforma en una vorágine de roña, ruido y miedo. Ellos nos miran y ven sonrisas y nosotros nos miramos y vemos grietas. Joder, qué sucia está esta página y qué frío tu lado de la cama. Te rozo y te palpo y te abrazo y Dios, qué muerta te siento. Yo estoy vacío porque soy tú y estás vacía, tú estás vacía porque eres yo y estoy vacío. Te grito y te araño y te acuso y me siento más sucio que esta página y más frío que tu lado de la cama y más muerto que tú. Te juré que nunca dejaría de engañarte, pero también te juré que nunca más te volvería a jurar. Mi ruina. Mi ruina. Mi ruina. Mi rutina. Sé que me acabarás matando. Joder, es que sé que me acabarás matando.