domingo, 24 de noviembre de 2013

Respiras hondo

Respiras hondo. Pierdes de vista las calles, y la gente, y los ruidos, y las luces. Avanzas campo a través, y todo aquello se desvanece. Intentas retener lo bueno. Intentas recordar las risas. Pero no puedes.

Respiras hondo. Estás cerca. Diez minutos, como mucho. Y entonces corres. Corres y gritas. Corres y gritas y pataleas. Frustración. Frustración. Frustración. Y no puedes pensar en nada más que en huir. Pero no existe el "dónde", ni el "cuándo". Por fin lo has comprendido. Te volverás loco y morirás así, encerrado en la peor prisión de todas, en la más retorcida, la más cruel y la más inexpugnable. Tú mismo.

Respiras hondo.