viernes, 28 de junio de 2013

Un rincón para no sentarse

      Tengo un rincón para no sentarme. A él voy cuando no necesito descansar. Cuando no quiero sentarme. En él acabo cuando no quiero dormir, soñar, sentir o hablar. Pero sobretodo, es a donde voy cuando no quiero pensar.


jueves, 20 de junio de 2013

No sé

      "Me dejaré matar. No por vosotros, pero sí por mí. Siento que no he nacido para nada más que para ese momento. Ese clímax caótico que a todos nos llega, pero no todos presenciaremos en persona. Esa pesadilla sublime que nos devolverá a la vida, o nos matará definitivamente. Sé que tengo algo importante que hacer, pero no sé el qué. Me descubro temblando en la cama, y no sé porqué. Lloro por las cosas más nimias, y no sé porqué. Sé que no será nada bueno, sé que no salvaré a nadie, que en todo caso romperé algo. Pero no sé el qué.

      Vosotros seguid ignorándolo. Vosotros seguid haciéndoos los idiotas, seguid disfrutando todos y cada uno de los momentos, seguid viviendo esa vida regalada que os acabarán arrebatando. Yo me dedicaré a temer, a esperar y a perder el tiempo."


martes, 18 de junio de 2013

Siempre espero

Erais niños, y la luz del sol os abrazada con delicadeza materna. Erais niños, y las palabras eran viento, y los llantos eran caducos. Erais niños y todo era tan sencillo.
En ocasiones os siento cercanos, amigos, hermanos y amantes de tiempos pasados que vuelven, tarde o temprano, a mi regazo, a mi vera, verita, vera. Otras veces, sin embargo, os encuentro raquíticos, consumidos por instintos salvajes y pasiones destructivas. Me teméis y adoráis con igual magnitud, soy vuestro pánico más racional, vuestra amiga y vuestra condena.

Sois muy viejos ya. No de cuerpo, pero vuestras mentes os piden descanso. Y además estoy yo. Soy tan brillante, tan luminosa, tan dulce y cálida. Yo os recuerdo a ese sol que os bañaba en vuestra infancia. Mi piel es blanca, como el mármol, y suave, y promete el fin de vuestra pena. Y por eso vosotros me recibís con los brazos abiertos, como a vuestra propia madre.

      Henchidos de bravura y cólera, os enfrentáis a mis besos con uñas y dientes, pero no os servirá de nada. Soy de todos. Soy de nadie. Los solitarios se acercan a mí, inconscientes. Los amantes me rechazan, pero en ocasiones se atreven a jugar conmigo. Los suicidas me diluyen en sus botellas de alcohol, esperándome pacientes al final de su último trago. Los niños no me conocen, y los viejos no me recuerdan. Permito que bailéis conmigo al ritmo que marca mi danza macabra, pues hubo un tiempo en el que os traté como a iguales.

Sé que aún sois jóvenes, pero también viejos y caducos como lo fueron una vez vuestros llantos. Y mi mirada se posa en vosotros, y vuestra mirada se posa en mí. Y aunque os sangre el corazón y os duelan los ojos, aunque la calma oculte en su interior un terror vacío e infinito, aunque el fin os abrase la piel y la sonrisa, en lo más profundo, soy paz. Soy paz. Soy paz.

Soy vuestro único amor verdadero, vuestro misterio y vuestro secreto. No hace falta que vengáis a mí, esperaré. No demasiado, pero esperaré.

Soy sombra y neblina, soy gloria y soy derrota. Soy vacío y soy duda. ¿Quién soy? Soy la Muerte, y siempre espero.

lunes, 17 de junio de 2013

Rojiza despedida

      'Al final me tendré que ir. Os dejaré de recuerdo mis recuerdos, que yo no los necesito. Os dejaré como pago todo lo que tengo, que no es mucho, pero sé que sabréis apreciarlo. De todo esto, de todo lo que ha pasado, creo que no comprendo ni un ápice. Solo sé que nunca quise saber nada, y que dejo que todo se hunda, y que siempre quise ser, únicamente, un trozo de carne más en la charcutería. Solo sé que recibí mi merecido, que nunca perseguí nada más que lo que he tenido, que jamás luché por cambiarlo y que las cosas buenas se pudrirán antes de lo esperado, cansadas de arañarme en formas reminiscentes. Y, culpable como soy, no me creo con derecho a pediros nada. Lo único que os pediría, por favor, por piedad, es un coro deslumbrante dándome una rojiza despedida. Pero no pasa nada si no queréis, estoy acostumbrado a que las cosas no salgan según lo esperado. Al final me tendré que ir, pero no me gustan las despedidas porque la gente acostumbra a llorar. Así que, bueno, chao, ya nos veremos.'


domingo, 16 de junio de 2013

La paciencia

      Despierto incandescente y te miro de reojo, te bañas en un pozo de gloria y de despojos. Perdemos los minutos, arrugamos bien el tiempo, el límite es el suelo, brillamos como fuego. Descargamos las armas, bebemos de ilusión, no dejo que te vayas, censuramos el adiós. Y entiendo que son cosas que se funden en los huesos, permito un par de errores y se marchan con el viento. No veo el firmamento, subimos la montaña, seremos los gigantes que dominen la mañana. Rapsodia de hojarasca, tormentas veraniegas, saltar entre universos, no entiendo cómo juegas.

      Juegos de niños, escondite en la neblina. Luego me explicas, que me pierdo en tu alegría. Observamos lo pasado desde un punto traicionero, tú entiendes el engaño pero yo parezco ciego. Y esperamos algo extraño que se te hace conocido, yo  soy paciente y tonto, pero desagradecido.

sábado, 8 de junio de 2013

Ruido blanco

      Eso es el ruido blanco. Indescifrable, disperso, extraño, confuso. Dejaré que se pierda. Ya no me importa. ¿A quién coño le importa? Yo no quiero un ruido blanco. Yo quiero una canción. No es la misma frecuencia. No sonamos al mismo compás. No hay nada que arreglar, porque nunca estuvo roto. Solo lejano. Lejano e improbable. Como el ruido blanco.

viernes, 7 de junio de 2013

Diosa

No me temas, quédate,
no te largues, fíate.
No he matado a mis demonios,
ni los niños están bien.
Mi mirada es enfermiza
y se me pudre la piel.
Yo estoy hecho de desgarros,
tú aún añoras el ayer.
No encajamos en el puzle,
nada de esto saldrá bien.
Pero rascaré la suerte,
No me temas, quédate.

Compraremos las aceras
para así no compartir
nuestro amor de quinceañeras
y las ganas de vivir
en un pisito vacío,
solo para ti y pa' mí.
No recuerdo qué es lo que he sentido
 si te vas de aquí.

Borracha de amor y whisky,
decides no discutir,
pero en tu interior te arañas,
"Ay, desgraciada de ti,
no saldrá como tú quieres,
esto no saldrá así.
Disfrutemos mientras puedas
antes de que llegue el fin."

Y compramos las aceras
para así no compartir
este amor de quinceañeras
y las ganas de vivir
en un pisito vacío,
que está cerquita de aquí.
No recuerdo qué es lo que he sentido
si te vas de allí.

Perdimos el equilibrio,
se rompieron las cadenas.
Empezaron los enfados,
se olvidaron las promesas.
Enraizaron los rencores,
y la ira contenida
abrió paso a las putadas,
que es lo que mueve la vida.

No compramos las aceras
ni quisimos compartir
ese amor de quinceañeras
y las ganas de vivir
en un pisito vacío,
solo para ti y pa' mí.
Y olvidamos qué es lo que sentimos
tras irnos de allí.

domingo, 2 de junio de 2013

Arañazos

      Otro día más. Ximena Silva se mira en el espejo. Se limpia con calma los restos de maquillaje de la noche anterior. Se lava la cara. Sonríe, y el espejo le devuelve la sonrisa. No recuerda cuánto bebió. No recuerda en qué bares estuvo, cuántos porros se fumó. Ni siquiera recuerda con cuantos desconocidos tuvo relaciones sexuales. Una noche gloriosa, piensa para sus adentros.
      Xim llega a la cocina. Izzy desayuna sentado en la mesa, aún en pijama, con la mirada fija en ningún punto en concreto. Xim besa a su hermano en la mejilla y le roba una tostada.
- Ayer llegaste muy tarde -Izzy parece molesto.
- La cosa se nos fue un poco de las manos -Xim se prepara un café y se sienta sobre la encimera, justo enfrente de Izzy-, tenías que haber venido. 
- No. ¿Qué plan tienes para hoy?
- Es sábado.
- ¿Lo de siempre?
- Lo de siempre.
      Lo de siempre consiste en terminar de desayunar y volver a la cama. Despertarse para comer, y volver a la cama. Despertarse para ducharse, vestirse, arreglarse, y salir de fiesta con sus amigas, una vez más. Beber, fumar, bailar... y al día siguiente dormir, comer, dormir. En eso consisten sus fines de semana. Es como un bebé. Un bebé capaz de volver locos a todos los tíos de la discoteca. 

- ¡Qué guapa estás!
      Xim apenas reacciona ante el cumplido de su amiga Susana, pero se fija súbitamente en el chico que la acompaña.
- ¿No nos vas a presentar? -le dice a Susana, sin apartar la mirada.
- Oh, sí, este es mi novio Cristian.
      Xim le da dos besos, e inmediatamente después le dice un par de cosas al oído que Susana no logra escuchar. Cristian sonríe. La noche acaba de empezar, y ya ha atrapado a su primera presa. Cuando se trata de Ximena Silva, no existen las amigas, no existen las normas sociales, no existe la piedad.

- Este bar es un asco- se queja Cristian. 
      Hace ya dos horas que Xim ha quedado con Susana y su novio, y ninguno de los tres va ni un poco sobrio. Susana ha ido al baño. Cristian no es precisamente sutil.
- Si quieres vamos a otro sitio- Xim le dedica su mejor sonrisa.
- ¿No esperamos a Susana?
- Ya nos encontrará.
      Salen del bar. Cristian la arrincona contra una pared. Xim le besa. Susana es historia, por lo menos durante la hora que se pasan yendo de una discoteca a otra, bebiendo, fumando, olvidándose de ella. Pero la ciudad no es grande, y Susana acaba encontrándolos. 
- ¡Hija de puta! -el gruñido sobresalta a Xim, que se aparta rápidamente de Cristian.
- ¡Susaaaana! -intenta hacerse la tonta-. ¿Dónde te habías metido?
- ¡ZORRA! -Su antigua amiga se abalanza sobre ella, agarrándola del pelo con ira-. ¡Es mi novio, zorra!
      Xim empieza a reírse. Susana la golpea. La araña. Ella apenas se defiende. Lo está disfrutando. 
- ¿¡De qué coño te ríes!?
      Cristian, que lo observaba todo sin atreverse a actuar, espabila por fin y agarra a Susana, separándola, no sin dificultades, de la que supuestamente era su amiga. Xim tiene el pelo hecho un revoltijo, sangre en el labio y un profundo arañazo en la mejilla, y Susana llora de rabia.
- ¡SE SUPONE QUE ERES MI AMIGA! -gime, impotente, pero Xim no responde, solo coge a Cristian de la mano y ambos salen corriendo entre risas-. ¿ES QUE NO TE IMPORTA NADIE, MALDITA HIJA DE PUTA?

      Xim y su última adquisición se besan, tumbados en un banco, en el parque que hay al lado de su casa. Ella nota como Cristian está cada vez más excitado.
- Mi casa está muy cerca de aquí -dice él.
- La mía más -responde Xim.
- Genial.
- No, genial no -le aparta de encima de un empujón-. Me voy. 
      Cristian no da crédito. Se queda mirándola, alucinado, mientras ella le da la espalda y se marcha contoneándose.
- ¿Es en serio? -Xim no responde-. ¿Me vas a dejar así? ¡Acabo de mandar a la mierda a mi novia por ti!
      Ese es mi juego, piensa Xim. Quizás Susana tenía razón. Quizás no le importa nadie. Pero, ¿y qué más da? Xim llega a su edificio. Entra en el ascensor y se mira en el espejo, palpándose con orgullo la herida de la mejilla, limpiándose con la mano el rímel corrido. Llega a su piso, saca las llaves de su bolso y abre la puerta de su casa. No depender de nadie. No sufrir de amor, de desengaño, de pérdida... Son todo ventajas, ¿no?
      Enciende la luz. Un rastro de sangre en el pasillo. Se le borra la sonrisa de la cara.
- Izzy -llama desde el umbral, pero nadie contesta-. ¡IZZY!
      Corre a la habitación de su hermano, donde lo halla en el suelo, apoyado en la pared, rodeado de papeles desperdigados y con el cuello, la cara y las manos ensangrentados. 
- Izzy, no me jodas -se sienta a su lado, lo abraza.
- No puedo, Xim. No puedo más -solloza Izzy.
      Ximena echa un vistazo a su hermano, preocupada. Tiene varios cortes superficiales en los brazos y se ha arañado con rabia la cara y el cuello. También ha golpeado la pared hasta hacer sangrar sus nudillos. Xim comienza a mecer a su hermano con suavidad. 
- Ya está, Izzy -le besa la frente, le seca las lágrimas-, ya ha pasado todo.

      Otro día más. Ximena Silva se mira en el espejo. Se limpia con calma los restos de maquillaje de la noche anterior. Se lava la cara. Sonríe, y el espejo le devuelve la sonrisa.


sábado, 1 de junio de 2013

Los inconscientes

      El tiempo avanza muy lento en esta maldita ciudad. Es lo único que sé ahora mismo. Hace un año que Carol se fue. Me han parecido miles. Miles de años condenado a esta... vida. ¿Se le puede llamar vida?
      Mi hermana me mira fijamente desde el otro lado del local, apoyada en la pared mientras da sorbos a su lata de cerveza. Sabe que me pasa algo, pero supongo que no sabe el qué. Aparto la mirada. No puedo evitar contener el enfado. Carol murió hace justamente un año y nadie parece acordarse. O se hacen los tontos, los ciegos, los sordos, los inconscientes.
      Constan y ZD charlan animadamente con Amelia, nuestra nueva compañera de piso. Mi hermana Ximena y ella han hecho buenas migas, y hoy la ha invitado a venir a beber a nuestro punto de encuentro, un local viejo en el centro, propiedad de los padres de ZD. Doy un trago a mi refresco e intento aislarme una vez más, regresar a mi mundo, mi mundo con Carol. Pero no puedo. Cuando vuelvo al mundo real, descubro que ya no solo Xim, si no todos mis amigos, incluida Amelia, dirigen su atención hacia mí, preocupados.
- ¿Te pasa algo, colega? -me pregunta ZD, entre intrigado y burlón-. ¿Te ha sentado mal tu zumito de uva?
      Xim se acerca a mí, propinándole en el camino una colleja a ZD. Se sienta sobre mis piernas y me besa en la frente.
- Has tenido un día raro.
- No.
- No soy ciega, Izzy.
- Déjame, Xim.
      Ximena se masajea los ojos. Está borracha. Borracha y preocupada por mí. Como siempre. No deberíais preocuparos por mí, deberíais dejarme en paz de una puta vez, deberías atender a vuestros propios problemas y permitir que me consuma, poco a poco, hasta morir.
      Noto que Amelia no se encuentra precisamente cómoda. Es la única que no sabe qué diablos está pasando. Constan ha agachado la cabeza, seguramente para que nadie le vea llorar. ZD se limita a apoyar su mano en mi hombro. Gracias, ZD, pero si es lo máximo que puedes hacer para animarme, no te molestes.
      Ximena da otro sorbo de su cerveza, se acomoda en mi regazo y comienza a acariciarme el pelo.
- Nadie se ha olvidado de Carol, Izzy -cualquiera lo diría-. Pero necesitamos pasar página.
      ¿Pasar página? Pasad página, por supuesto. Seguid con vuestras vidas. Búscate una nueva mejor amiga, Xim. Amelia parece una buena opción. ¡Genial, Xim, sal con Amelia! ¡Te olvidarás pronto de Carol! Y tú, Constan, puedes olvidarte de ella también. Tampoco erais tan amigos, al fin y al cabo. ¡Estuvo, pero ya no! ¡A quién le importa! ¿Qué me dices tú, ZD? La conocías desde, ¿cuándo? ¿desde que teníais diez años? ¡Tú mismo nos la presentaste!
- Sé lo que estás pensando -Xim se encoge de hombros-. No me importa. Seguiremos adelante.
- Es lo mejor, Izzy -la apoya ZD.
      Constan se limita a asentir con la cabeza, sin llegar a levantarla. Amelia nos mira a todos con cara de situación, pero no dice nada.
- Bien. Pasad página -aparto a Xim de forma un tanto brusca y me levanto de la butaca. Me dirijo a la salida del local, temblando de ira-. Yo me quedaré atrás. Con ella.
      Doy un portazo con todas mis fuerzas, lo que me hace sentir mucho mejor. Más calmado. Iré a casa, me acostaré. Intentaré dormir. Y así terminará el día. El día que se cumple un año del asesinato de mi novia.

Foto: xvadix