Gabriela se apura su copa
y sus dieciocho años,
y sus dieciocho años,
se bebe sus sueños de niña
que no han madurado,
que no han madurado,
ha olvidado su pasado,
tan reciente como aciago,
tan reciente como aciago,
Gabriela sonríe por fuera,
por dentro ha quebrado.
por dentro ha quebrado.
Pide otro whisky en la barra,
que no sea caro,
que no sea caro,
se enrolla con mil cabrones,
se chuta en el baño.
se chuta en el baño.
Va sellando las heridas
con regalos mal pagados,
con regalos mal pagados,
Gabriela me pide otro piti,
se le han acabado.
se le han acabado.
Su vera huele raro,
tiene un olor extraño,
es de un color dorado
maltratado por los años.
Su vera huele a caro,
a tienda de anticuario,
a frío y malherido
corazón ya caducado.
Gabriela recuerda que antaño
bebía por ti,
bebía por ti,
ahora no sabe siquiera
porqué pilla speed,
porqué pilla speed,
casi no sale de casa,
su vertedero del alma,
su vertedero del alma,
ha olvidado que la vida
no siempre fue así.
no siempre fue así.
Vuelve a su piso temprano,
herida y cansada,
herida y cansada,
el maquillaje corrido,
la espalda doblada.
la espalda doblada.
Deja velados sus gritos,
su desengaño infinito,
su desengaño infinito,
y es el lugar en el mundo
donde todo acaba.
donde todo acaba.